miércoles, 28 de diciembre de 2011

Selly Oak

Es imposible
contravenir tus leyes elementales,
pienso por última vez,
mientras te pierdo en mitad de tu nombre.

Nunca te dije que regresé un día
a aquel lugar del que nunca me hablaste,
que nunca conocí
y que me era tan familiar.

Recorrí sus calles a ciegas,
guiado por tu voz,
hacia el frío necesario para entenderte.
Hipotermia de llorar.

Aquí siempre va a llover,
me decías en sueños, perdiéndote en la nieve,
como se pierde una niña sin brújula.

No estaba en los planes
extraviar los papeles
ni aquel mapa del tesoro
escondido bajo la piel.

Barcos ya extinguidos
me recuerdan a ti
y como cruzaba tus atlánticos
sin zozobrar.

Ojalá pudiera parar el tiempo
con tu nombre y regresar
de nuevo a tus imposibles.

domingo, 9 de octubre de 2011

Génesis y Apocalipsis según Malick: El árbol de la vida.



Las películas de Terrence Malick se han convertido en todo un acontecimiento. Es como la reacción del mundo después del invento de la bombilla, la inauguración del Titanic o la aparición de un nuevo disco de Los Beatles en los años 60. Lo bueno se hacer esperar debería ser una máxima del director americano pues pasó 20 años entre su segunda y tercera película. Aunque ahora parece que tiene algo de prisa y en los próximos dos años se estrenarán dos nuevas películas. ¿Falta de dinero? ¿Ansia creativa? Especulaciones. Poco o muy poco se sabe de este misterioso creador pues no concede entrevistas y escapa de toda relevancia mediática.

¿Cómo se puede sobrevivir al cine de Malick? Para empezar uno debería ir despojado de prejuicios. Nada de leer (o creer) la crítica que la pone como obra maestra o como una tomadura de pelo infumable y aburrida. Luego tienes que tener una buena butaca de cine que sea sobre todo cómoda y que no tengas a tu derecha a una persona que masculla constantemente entre dientes algo indescifrable y que emite calor por sus poros en un cine sin aire acondicionado, obviar algunas risas de un público perplejo ante lo que ve e intentar dejarse llevar. También debes ir de buen ánimo y con paciencia y abierto a encontrar un cine al que no estamos acostumbrados. He oído de todo sobre esta película: que si es surrealista, para arrancarse… lo que uno quiera, que es una obra maestra del cine moderno, mágica, que roza lo ridículo o incluso que son imágenes tipo power points insertadas. Ante todo este jolgorio de opiniones había que ver la película de la que todo el mundo habla.

Mi primera reacción es el asombro y luego es la etiqueta. No es cine para todos, llámalo cine culto, para freaks gafapastas, cine poético, cine experimental, pseudocine… Pero nunca te deja indiferente. Es el primer acierto del film.

He visto en El árbol de la vida al Kubrick de 2001, el Lynch más experimental de Inland empire o Mulholland drive, Bergman y el cine vanguardista/intelectual de Persona, el panteísmo minimalista de Miyazaki o incluso el cine documental de naturaleza como Home o Earth.



Es una película arriesgadísima, huye de lo establecido y tienes la impresión de estar ante un cine nunca visto. Malick es sabedor de que su película va a tener seguidores y detractores. Se puede uno quejar de su excesivo metraje, pero es que si uno habla del génesis y el apocalpisis en formato libre, debe detenerse un momento. Criticar que se puede ahorrar minutos no es un argumento sólido y más bien pobre. Obedece únicamente a un patrón estético y de estilo de narración, como pudo ser en su día Lo que el viento se llevó, Ben-Hur, o la saga de El señor de los anillos. Terrence Malick se detiene en lo que a muchos podría parecer innecesario, lento y pretencioso, para él es imprescindible detenerse en la belleza de las formas y contenidos que rezuma. El director tejano no se casa con nadie y su obra es innegociable. No se acobarda y es sincera hasta el final.

No busque la típica película para pasar el rato. Terrence epata y patea convencionalismos pues es su sello. Confronta natura y contranatura, siempre en continua dialéctica. Es el film de un panteísta agrio que ya no cree en la belleza del ser humano y sí en lo que le rodea que no siempre es inmutable. No busque una película de actores. La naturaleza los engulle. Ella es la protagonista principal, ella y el ser humano insignificante y poderoso a la vez, necio e inteligente que sabe amar las cosas y a la misma vez las aniquila.

¿Cómo superar la muerte de un hijo? El espiritualismo no secular de Malick interroga retóricamente creando un universo de formas, colores, contenidos y continentes.

Por último una amenaza y una revelación. Si esta película no consigue el óscar al mejor montaje, banda sonora y fotografía, dejaré de creer un poco en esto del cine y la justicia. Y la revelación: es posible que mi crítica sea pretenciosa como el cine de Terrence Malick. Tiempo al tiempo.

jueves, 6 de octubre de 2011

La risa de Bebel

No tenía a quien
prestar satisfacción.

El tiempo a penas pasaba.
Era un gato mirándome
desde su horizonte de piel.

Navegaba en medio del asfalto.

Puedo reconocerla
entre un millón de olas,
me dije.
Su risa era una samba triste
como los ojos de Bebel Gilberto.

Maldigo a la nada de los parques.
Siempre me vieron perder mil batallas.

Desbaraté sus labios de juguete,
brecha inmensa en un breve océano.

Existo
porque desordeno fragmentos de ella.

jueves, 25 de agosto de 2011

Bergman jugando al ajedrez con la muerte, no cesa de interrogar a la vida: El séptimo sello.



Si Kubrick es Dios, Ingmar Bergman es su profeta… o al revés. ¿Pero qué importa el orden de los factores si no se altera el producto final?

Decía uno de sus actores fetiches, Max Von Sydow, que no conocía a nadie que supiera más sobre el ser humano que Bergman. Y es cierto. ¿Qué pasaría si un profeta o dios del cine hablara sobre el dios terrenal y divino, un dios que es sordomudo y nunca responde a las preguntas esenciales? Bergman lo sabe y todo lo interroga pero no conoce respuestas fáciles ni previsibles. En ello está su revelación.



Un nuevo dios era Bergman en 1957, tras encumbrarse con ésta primera gran obra maestra de su carrera. Pero… ¿por qué es una obra maestra? ¿Qué diferencia El séptimo sello, de una obra genial o una película muy buena? ¿Y por qué tantas preguntas? Porque todos somos un poco, al menos en algún momento, Antonius Block. Podemos haber sido cruzados de la verdad, que buscamos respuestas más allá de la vida y de la muerte en una singladura de imperfecciones.



Block y su escudero Juan (¿sin miedo? ¿Por qué ha sobrevivido - vivir por encima de -y le ha visto la cara a la muerte, dejándole su huella indeleble?) se adentran en el corazón del mundo, infectado de negrura bubónica, atemorizados por la Gran Epidemia de Europa, buscando luz y dejando tras de sí un camino de redención y justicia en busca de la épica y también picaresca de la vida. Como Don Quijote y Sancho.

He llorado, he reído y he reflexionado con esta obra alegórica, grande entre las grandes, aunque esté condenada al ostracismo por su intelectualidad filosófica, que nunca cae en la pedantería ni en la pretenciosidad. No es efectista ni virtuosa por carecer de grandes estrellas de la Meca que intenten plasmar su talento a precio desorbitado y venderlo a la mass media, no pretende crear una corriente conceptual y escatológica, más allá de la ya existente, no pretende ser nada y a la vez todo (o al menos algo), pues se habla que somos meros jugadores que pretenden tablas con la muerte en ese juego-arte de trebejos.
¿Bergman y la falsa modestia? Posiblemente la respuesta es que Bergman es un perfeccionista sin alardes de cara a la galería.

Obra magna de guión perfectamente trabajado, de laboriosidad teatral en cuanto a la sensibilidad y manufactura de un producto de imaginación artesanal, de un titiritero que mueve a su genial antojo a los comediantes.

Obra perfecta de trabajo de actor e historia sin estridencias, de cadencia de mar quedo, como el mar Báltico o el mar Muerto.

Obra maestra por contener un mundo encerrado en sus planos que se pregunta cómo ha de ser lo que no conocemos, qué tenemos que hacer para creer, dónde se halla esa verdad siempre a oscuras, y muchas preguntas que son patrimonio de la libertad del ser humano que juega con su curiosidad, que lo diferencia, que lo convierte en un ser vivo y único.



Pero creo que no se le hace justicia al director nórdico. No he visto aún la lista de cine en la que esté El séptimo sello en lo más alto. Creo que se tiende a olvidar las películas que no son top ten o que no hablan desde el producto comercial y está sólo pretende narrar, crear, imaginar, degustar, liberar, embellecer, oscurecer e iluminar.

¿Se responde así a la última o penúltima gran pregunta cuando uno termina de ver la película?
Opus magnum.

Aunque las respuestas de Antonius Block, de profesión interrogador perpetuo, sean otras y creen un bucle infinito: alea iacta est. ¿Consumatum est?

viernes, 3 de junio de 2011


Fuma usted demasiado. Las personas frustradas suelen fumar demasiado y la causa más común de la frustración suele ser la soledad.

Cuando el amor es algo innegociable

Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí, y en esto soy irreductible, no les perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo.

Lo eterno, lo efímero, lo auténtico...

La mejor forma de olvidar a una mujer es convirtiéndola en literatura.

domingo, 29 de mayo de 2011

Ave noctura de Oriente

Anochece más allá del Mediterráneo,
pero esto no es un cuento de Oriente.

Cuervos en tu boca nocturna,
piedras que te vomitan lágrimas.
Flotando en loto me arañas
llorándome tu calma en silencio.

El lecho de los mil y un orgasmos
ensordece en el último oriente
de tus cansados ojos,
de tus labios melancólicos.

Duermes en la almohada de piedra
sin saber que es testigo
muda de las mareas que nos cubren.

Abrazados
a la lámpara maravillosa
frotaremos nuestro último beso.

Sé que en el último jadeo tuyo,
de te quieros inefables,
todo habrá acabado.

Mil y un adiós.

Sólo te veré en mis sueños.

domingo, 24 de abril de 2011

Volver




“No huyas, no huyas nunca más,
todo se acabó.”
Paraíso de abismos,
narcóticos de utopía,
rímel de nostalgias. Adiós.

La amante de las cosas pequeñas
perfila de horizontes sus ojos de magia,
instantes de imposibles,
que fue una vez maldita luz.
Ahora los maquilla de noche y los sepulta.

Celebración de lo efímero,
quizás,
manantial de manos que dibujan su memoria.

La tragedia fue no haberte
amado antes tras los espejos.

Beso en tus reflejos al fin.
Consumación del conjuro.

viernes, 11 de marzo de 2011

Refugio




Me exilio de parques en medio de tu asfalto
para respirar que ya no duele, para inventar
verbos que expliquen las puestas del sol
que no huye de la noche que lo mata,
abatido y perplejo,
tras las almenas de nuestro castillo.

Me auxilio entre árbol y hoja mojadas
que me hablan en una vieja lengua clorofílica,
para entender que ahora no llueve.

Verde cuántica de besos (aún faltan por darse),
entre bancos de tronco y piedra necia de hombre,
sobre amarillas aves de savia.

Palmeras de refugio que a ti me precipiten.

sábado, 5 de marzo de 2011

Carrusel

Varios niños persiguen palomas en un parque.
Venzo al tiempo que por mi tobogán se desliza.

Me siento un balancín pequeño, mudo,
cuando me dejo y no interfiero
entre mi pelo y tus dedos sabios.

Caricias de columpio.

domingo, 20 de febrero de 2011

La raíz del aire

Tus demonios son mis demonios.
Convexos reflejos de la ciudad que nos mira.
Absurda se vence como la sangre,
recorre las arterias
de adoquines en latido de piedra.

Tu luto es mi luto.
Lo sabes.
Vendrán luces de nieve a nuestras rocas de lluvia,
se lo llevarán todo, gimiendo nuestros nombres
hasta cuajar tus lágrimas,
mis lágrimas.

Al fin quedará aire.
Y nada más.

sábado, 5 de febrero de 2011

Enero

...Llegaste en un sol de invierno
tras mis primaveras heladas.
Me tocaste de hielos tus lluvias profundas
y te quise...
como se quieren a tus mareas
en un día gris.

Te quise con umbría ansia,
de punta a punta
tras tus océanos de sueño.

Regresaste tiritando eneros en tus besos
y me diste estíos en tus manos,
porque yo no creía en la ventisca queda,
y que pudiera amar otra vez sus brisas salinas.

Es porque adoro tus vientos escondidos,
y me prometo cuidar tu silencio,
templar tu música... velarlo todo.

Voy a curar tu hermosa fiebre,
princesa de nieve.
Mi elixir serán azules cuentos,
bombones de risa.

Voy a sanarlo todo,
tus noches sin noche agolpadas.
La sal y tu herida se la llevarán nuestros otoños.

martes, 4 de enero de 2011

Birmingham




(Para M.R.F)

Nacer para esto.

Para ver como cae la nieve
sobre mis ojos de almendra amarga.

Pero tengo fe en los vientos,
la niebla, la lluvia
y que me lleven con ella.

Nacer para encontrar
sentido a la crecida de los ríos.
Que no se agoten en mí.

Me adentré en aquel
paraíso de frío cálido sinfín.
Como en casa.

Deseé no regresar
a los humos de la Ciudad,
a las ruinas de la muchedumbre.
Claustrofobia de llorar.

Sí, soy feliz cuando me acurruco
en tu vientre helado,
tus caricias de agua y neblina.

Todo fue pulp fiction
de regreso en el taxi sin paisajes.
Mientras te lloraba y te reía,
me devolviste a tu sombra de vertiginosa alegría.

Te persigo siempre. Para poder respirar.