Tus demonios son mis demonios.
Convexos reflejos de la ciudad que nos mira.
Absurda se vence como la sangre,
recorre las arterias
de adoquines en latido de piedra.
Tu luto es mi luto.
Lo sabes.
Vendrán luces de nieve a nuestras rocas de lluvia,
se lo llevarán todo, gimiendo nuestros nombres
hasta cuajar tus lágrimas,
mis lágrimas.
Al fin quedará aire.
Y nada más.
Hablas, orgullo.
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No tengo ganas de leer tanta poesía
de labios cansados de fracasar y
fracasar.
No tengo tiempo de pasarme la vida
pidiendo perdón por los errores
que tú t...
Hace 7 años
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