viernes, 17 de abril de 2009

Viaje a ninguna parte


La mayoría de mis viajes los hice en soledad inerte, de tristes oleajes, anclados en territorio inhóspito, y fue a ojos cerrados tal travesía hecha. Pero varar constantemente ahogado bajo la orilla, encallado en la roca desnuda, tuvo su premio; al menos me ayudó finalmente a encontrar la jauja en las islas perdidas... y estaba en mí.
Tantos años desperdiciados...

domingo, 12 de abril de 2009

Cuando Transexual adorador de Satán encontró a Macumba sexual

Fue una noche. Pero pudo ser una tarde de merendola de la muerte. El lugar daba igual: los bancos de la estación de Santa Justa, o en sus parkings donde Ricardo Bolzico era el agente doble descubierto por una perspicaz señora, o incluso en aquellos banquitos eternos del cigarrito (siempre penúltimo) de la victoria.

Y una charla siempre interesante, enriquecedora, que llena de orgullo conocer a alguien así, quizá un poco tú, y sirve también para darte cuenta de que los años pasan pero el reflejo del espejo es el mismo... afortunadamente.

Todo empezó con una certera y feliz zancadilla, y luego la rebledía incontrolada contra la estupidez. El señor Caba le sigue esperando a la salidad del colegio. El trío resplandor en lucha constante con el "pelubio" y sus tonterías: "pars"; prófugos de otro tío que nos quería matar o más bien "destripar la cara", aunque con su hermano nos cebamos: "Javi, ya llegó el momento" "¿Nos vamos? ¿A dónde?..." o la rima con cotillón y patillón. Las correrías por Santa Justa: el poli bueno/poli malo o Marce jugando a disparar a las fuerzas del orden.

Fue una época en la que nos granjeamos grandes amigos, también recuerdo a los "mejores del mundo entero", homenaje incluido en una canción memorable de acordes la menor y fa), la época del Mónaco (que buenos ratos a cinco duros), los partiditos en los banquitos y tantos otros momentos...

Luego nos hicimos mayores o no tanto: teníamos un receptáculo de reflexión, nos reíamos con el baile del cojo (una sutil ironía), pensamos escribir una carta "protesta" a esas "señoritas peliagudas". En realidad nos reíamos de todo. El lugar de encuentro que estaba y sigue estando, a mitad de nuestras casas con ese cartel que servía para juegos como el de la llave y otros.

Las canciones de nuestra vida: nuestros primeros acordes con guitarra española, nuestras grabaciones que son el único recuerdo gráfico que aún se mantiene inalterable y que nunca envejecerá, pobre Carlos (ex-Carlomonstruo... o no) , el primer grupito con el abrupto y el primer enfado: "si no vienes al ensayo estás fuera", jajaja.

Los Beatles, esos cuatro tíos que tanto tendrían que decir de nosotros, pues en una época nos creímos Lennon/ McCartney. Mucho más que eso. Las primeras borracheras (carrera de culos incluída), las canciones de alcóholicos impertinentes (aún recuerdo vagamente "Que me den por culo" o "Joaquinito tiene prejuicios") ¡Qué época la del Salvador!, fue la época donde una guitarra (la mía) era la que más rulaba por todo el Salvador, un Salvador de primeras despedidas a la francesa (la perfección llegó en la feria), de transexuales adoradores de Satán, de Macumbas sexuales, vimos la desintegración de tipos como David el "pajo", o nuestra visión apocalíptica de David Risto en una cuneta. ¡Ah! divino humor negro; época de nuestras teorías (veo que sigues en forma), de nuestras salidas y retruecanos": la de "ahora vengo que me voy a echar un cubata" y muchas más.

Eva, siempre la eterna Eva y nuestro pacto de no agresión. Luego las mujeres, sin quererlo nos alejaron. Y eso fue todo, o no del todo. Siempre quedan las brasas del fuego. Una noche fue. El lugar no lo recuerdo, como los buenos (y beodos) tiempos.

Son tantas que ya casi no caben. Yo espero que el transexual y macumba nunca cambien y nunca se olviden, que sigan reseteándose, reiventándose... por el bien de la humanidad.

Este es mi pequeño homenaje, buen amigo. Para que quede para siempre testimonio. En fin que lo mío no es la literatura: ¿Cuando Transexual adorador de Satán encontró a Macumba sexual? Joder o mejor dicho (o bien dicho): mierda.