domingo, 24 de abril de 2011

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“No huyas, no huyas nunca más,
todo se acabó.”
Paraíso de abismos,
narcóticos de utopía,
rímel de nostalgias. Adiós.

La amante de las cosas pequeñas
perfila de horizontes sus ojos de magia,
instantes de imposibles,
que fue una vez maldita luz.
Ahora los maquilla de noche y los sepulta.

Celebración de lo efímero,
quizás,
manantial de manos que dibujan su memoria.

La tragedia fue no haberte
amado antes tras los espejos.

Beso en tus reflejos al fin.
Consumación del conjuro.

1 comentario:

Jesús dijo...

Las tragedias las sufren los que esriben. Los escritos sufren las tragedias a través de los espejos de agua.