domingo, 1 de marzo de 2009

Ramblas

Tras el horizonte rojo,
un paseo de circo
sobre el otoño de tus fresas dormidas
el invierno de tus manos de aguacero
y el verano de tu tacto de uva fresca.

Acojo luces en tu cintura de primavera
porque vale más el imposible de unos ojos
que un faro moribundo tragado por el mar.

De fondo, una vieja proa genovesa
llorando la tierra que perdió tras los océanos,
estatua de sangre;
más allá de su espalda,
ristras de trileros de sal,
prestidigitadores del hambre
y monstruos de circo sin seguridad social.

Y entre el gentío de sombras,
etéreas piruetas o
prostitutas de piedra
unas manos inacabables de nieve verdeadas
y un paseo dulce,
refugio trivial y perfecto
de tu profundo beso intranquilo.

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