Oriente
cabe en la occidental
cumbre de tu ombligo.
El sol sale desde una habitación pequeña,
tras tu espalda,
como un mar rojo sin nombre.
Vaivén de fuego y vientre.
Dánzame maldita
tu desconocida locura,
que aún quedan por amar
aves en tus manos,
sobre tu vertical insinuación.
1
-
- ¿Estás ahí?
- ¿Sigues a mi lado?
Te lo pregunto porque no veo más que mi propia vida gris y negra, y eso que
estoy rodeada de gente. Pero sólo veo nada po...
Hace 6 años
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